Cuando era pequeña me acuerdo que sentía como un instinto diferente de observación hacia las cosas.
Me quedaba quieta en un sitio observando e imaginándome las realidades de los que me rodeaban, ¿estará triste? ¿Está contenta porque acaba de ver a esta persona?
No sé explicar muy bien las sensaciones pero sé que eran especiales, tenía como pensamientos más allá de lo que se veía a simple vista.
Además, me afectaban mucho los ruidos, los fuertes olores o ciertas texturas de la ropa que me ponía.
Eso a nivel material pero a nivel de mis emociones, me afectaba el cansancio muchísimo o cuando algo no me salía como yo quería me ponía de muy mal humor.
También me encantaba (y me encanta) estar sola, disfruto de mi soledad.
Con los años y gracias a conocer a otras personas como yo, conocí el concepto de las personas altamente sensibles.
Un nuevo mundo apareció ante mis ojos porque además de lo que he descrito más arriba me pasaba que me estresaba mucho ante lo que me quedaba pendiente y también me encantaba (y me encanta) el silencio y la música tranquila.
Hace dos años conocí a Cristina Limiñana (de www.estilopas.com), Coach acompañante de mujeres altamente sensibles.
Estuve trabajando con ella en un proceso de coaching y la verdad es que dentro de mi hay un antes y un después, soy capaz de comprenderme mucho mejor y de valorar mi alta sensibilidad como algo muy positivo y que me gusta tener para vivir.
Aquí te dejo algunas de las cosas que he solucionado como persona altamente sensible:
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